Etiqueta: duelo

  • Herramientas de Disciplina Positiva para un duelo positivo

    Herramientas de Disciplina Positiva para un duelo positivo

    La Disciplina Positiva es una filosofía de vida que promueve los límites en la crianza, con base en el respeto mutuo y la cooperación.

    Desde hace más de un año, que conocí sobre esta forma maravillosa de ver la vida, gracias a una Certificación en Disciplina Positiva en la familia; he descubierto cómo sus principios se pueden aplicar a muchas áreas en la dinámica cotidiana del hogar, del trabajo y la vida en general.

    Existen tres herramientas de Disciplina Positiva que incluso pueden ayudarnos en momentos de duelo. Les comparto cada una de ellas.

    1.Autocuidado: La Disciplina Positiva promueve mucho las actividades de autocuidado, ya que estar bien con nosotros mismos, con un equilibrio mental y emocional, es la base para estar bien con los demás y nuestro entorno.

    Pero al momento de enfrentar una pérdida significativa se nos olvidan elementos tan básicos como comer, dormir bien, tomar una ducha. Estas y otras actividades cotidianas básicas pueden pasar a segundo plano. Es por eso que es tan importante tener en cuenta actividades de autocuidado como el ejercicio regular, practicar un pasatiempo, leer, orar, caminatas en la naturaleza; todo lo que nos relaje es bienvenido.

    Cuando estamos en momentos de tristeza profunda o duelo son importantes las personas de nuestro círculo de apoyo, familia, amigos cercanos, vecinos; no solo para sentir apoyo emocional, sino para que estén pendientes de nuestras necesidades físicas y de ocio.

    2. Identificar tus sentimientos: parece fácil, pero para nuestra generación existe un gran vacío en la educación de la inteligencia emocional. Aun de adultos, no nos sentimos cómodos mostrando y expresando nuestras emociones, ya que lo asociamos con ser vulnerables y mostrar debilidad.

    La Disciplina Positiva nos invita constantemente a la empatía y a crear conexión con los demás. El primer paso para esto es identificar sentimientos, expresarlos de forma sana y honesta e invitar al otro a hacer lo mismo.

    Cuando hemos pasado por una pérdida, debemos también identificar nuestros sentimientos. Es normal que parezcan confusos, mezclados con ira y angustia. Una vez que le ponemos nombre a cómo nos sentimos, podemos dar el siguiente paso.

    3.Visualizar los problemas como oportunidades de aprendizaje: el proceso de duelo es un camino que todos recorremos, queramos o no, en algún momento de la vida. Ya sea por la pérdida de un ser querido, de un trabajo, salud o por el impacto de una crisis familiar donde se experimentan momentos y situaciones dolorosas que nos cambian la vida. Ante cualquiera de ellas atravesar un tunel oscuro es innevitable. Pero tenemos la opción de que la meta sea superar el camino y salir a la luz más fortalecidos.

    La Disciplina positiva nos invita a tener una perfectiva positiva y de aprendizaje para cada reto. Esto nos cambia totalmente la perspectiva sobre las dificultades, ya que las dejamos de ver como algo que nos afecta de forma negativa, y pasamos a verlas como una oportunidad para superarnos a nosotros mismos.

    Que el duelo que estás pasando sirva como una etapa de crecimiento interior para ti y tu familia. Nada llega a tu vida sin una razón y nada ni nadie se va antes de tiempo.

  • La cuarentena, el duelo que nos obliga a reinventarnos

    La cuarentena, el duelo que nos obliga a reinventarnos

    Durante esta época de confinamiento, donde nos hemos reencontrado con nuestro cónyuge, con nuestros hijos, con nuestro hogar; mostrando una realidad con cosas buenas y no tan buenas. También ha sido una oportunidad de fortalecer los lazos y crear nuevos puntos en común con los miembros de nuestra familia.

    Nos hemos preguntado también sobre hacia dónde vamos, las cosas que importan realmente y sobre la muerte.

    Acercarnos a la muerte no es fácil y parece desagradable o triste. Pero el contexto mundial de pandemia primero nos llevó a ver la muerte lejana, como protagonista de cifras internacionales.

    Luego ahora, que en nuestro país se elevan las víctimas de Covid 19 y que tu vecino o tu amigo o familiar se contagia y fallece; la muerte te toca la puerta, la vez cara a cara y de frente.

    El problema es que culturalmente nos han enseñado a reprimir sentimientos y que de la muerte es mejor no hablar. Nada más alejado de la realidad, que es natural al ser humano. Todos vamos a morir, no tenemos nada más certero. No sabemos cuando ni cómo, pero es inevitable.

    Si esto es así, ¿porque no nos gusta o evitamos hablar del tema?

    La muerte deja al descubierto nuestra vulnerabilidad como seres humanos, y nos recuerda que no tenemos control absoluto de nuestra vida.

    El duelo es un proceso normal y esperado, luego de una pérdida significativa. Es necesario enfrentarlo y vivirlo. Bajo esta premisa, todo lo que implica una pérdida implica un duelo: rompimiento de una relación, perder el trabajo, cambiar de domicilio, muerte de alguien cercano, entre otros.

    La cuarentena que nos ha tocado vivir en la mayoría de países, por la pandemia de Covid 19 tiene inherente un proceso de duelo que debe ser analizado.

    Hemos perdido libertad de movimiento, dejado en pausa proyectos personales, algunos han quedado sin trabajo, otros han perdido de forma temporal a seres queridos, ya que solo podemos verlos a través de las pantallas; y en el peor de los casos hemos visto fallecer a amigos, familiares y conocidos, debido a esta terrible enfermedad. Además de esto, muchos no han podido despedirse de quienes han partido. Esto agudiza la situación.

    Entonces, ¿qué implicaciones tendrán estas pérdidas en la salud mental y emocional de todos nosotros, en el futuro cercano? Aún no podemos saberlo. Lo que si sabemos es qué podemos hacer hoy, en el presente, para reorganizarnos y vivir estos duelos de forma sana y constructiva.

    Ten cerca a quienes parecen lejos… utiliza las tecnologías, no reprimas el llanto, no dejes de decir te amo y te extraño. Es normal sentir miedo y tristeza de vez en cuando, y es mejor expresarlo de forma sincera y oportuna.

    Cuando te sientas desanimado… enumera todas las cosas buenas que te ha traído esta cuarentena: más unidad familiar, momentos de autoconocimiento y reflexión. Todos tenemos cosas por las que estar agradecidos, aún en medio de los peores momentos.

    Incorpora nuevas actividades a tu rutina… incorpora en tu día a día actividades de relajación y autocuidado, 10 minutos al sol también trae beneficios para tu salud y estado de ánimo. Caminar al aire libre, realizar ejercicios físicos, o practicar un arte o tocar un instrumento también puede ayudar.

    Si no pudiste decir adiós… tómate tiempo para llorar y extrañar, esto forma parte de tu proceso de sanación. Concreta rituales de despedida como escribir una carta a quien ha fallecido. De acuerdo a tu fe o espiritualidad , puedes orar o encender una vela, como símbolo de recogimiento.

    El duelo tiene varias fases, que incluyen pasar por negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Debemos llegar en algún momento al nivel de aceptación de la nueva realidad y sentirnos cómodos con lo que implique. Esto no se logra de un día para otro, lleva tiempo y mucho trabajo de equipo. Con apoyo de toda la familia es más fácil y llevadero lograrlo.

  • Qué pasa cuándo Dios dice «No»

    Qué pasa cuándo Dios dice «No»

    A raíz de varias pláticas con mamitas que han perdido un hijo, una de ellas me sugirió escribir sobre este tema.

    De todos los duelos que podemos vivir, la muerte de un hijo es la que no tiene nombre. Nos llamamos huérfanos cuando perdemos un padre o madre, viudos cuando perdemos un cónyuge. Pero el dolor de ver morir un hijo o hija es antinatural y no hay palabras que lo definan.

    La lógica del camino de nuestro recorrido por la tierra es que los padres morimos antes que nuestros hijos, ellos deberían enterrarnos ya al final de nuestros días. Pero a veces no es así.

    La muerte es algo inevitable y parte de la vida. Ciertamente es la parte más certera, pero lastimosamente no siempre nos preparamos para su llegada.

    Todos los duelos son diferentes, no solo porque nos toca enfrentarlo en un contexto específico, dependiendo del momento que estemos viviendo. No será lo mismo si vemos morir a un abuelo, cuando somos niños o adolescentes o verlo irse cuando ya somos adultos y tenemos tal vez nuestra propia familia.

    También será diferente el impacto de esa pérdida, dependiendo de nuestra cercanía y relación con el difunto.

    Aunque recemos y pongamos todo el dinero, los mejores hospitales y médicos al servicio de preservar esa vida, cada uno tiene un tiempo para impactar en este mundo. Más impotente aún es cuando la ausencia es consecuencia de un accidente, suicidio o sucesos inesperados y/o violentos.

    Esto es difícil de comprender en el momento de un desenlace que no nos gusta y nos aleja de alguien querido. Pero en Dios encontramos la paz que necesita nuestro corazón en esas circunstancias. Se lee fácil, pero vivirlo es un reto que no termina nunca. Lleva tiempo y es un proceso personal, y al mismo tiempo familiar y comunitario.

    Dios dispone de la vida de cada uno, para un propósito que va más allá del entendimiento humano y limitado. Por eso, cuando él parece decir NO a las oraciones o deseos nuestro corazón, es realmente una oportunidad de redescubrir su voluntad para nuestra vida.

    En la familia, hemos visto llegar a la muerte varias veces, ciertamente la más dolorosa fue cuando se llevó a nuestro querido Gabriel, de un mes de edad, en el 2014. Luego de eso nuestra vida cambió mucho. No es algo que se supere, más bien se aprende a vivir con ese vacío, ausencias, silencios. Pero se puede volver a sonreír y a disfrutar de todo lo bueno que tenemos.

    Llorar porque ya no están es parte del proceso de sanación y es inevitable, pero también, al ver el cielo tengamos la certeza que ese abuelo, hijo, hermano, amigo, padre que ya no podemos abrazar, está unido a nuestro corazón por una fuerza que no se ve, pero que es mayor que la misma muerte.

    Hoy celebremos el día de los difuntos o día de los muertos. Es un día para estar alegres por la vida de quienes ya no están físicamente y también un día para recordarlos con amor y esperanza.