Etiqueta: Educación

  • Dar el ejemplo

    Los padres tenemos un gran compromiso con nuestros hijos y con el futuro de nuestra sociedad. No solo debemos proveer lo necesario a los seres que Dios nos ha confiado, sino formarlos como hombres y mujeres que marquen una diferencia, que tengan y promuevan valores positivos. Para esto, el primer paso, y el mas difícil es dar el ejemplo.

  • La Cultura Rápida en la familia

    La cultura rápida surge en medio de un mundo globalizado, donde la rapidez se toma como sinónimo de eficiencia y de buen uso del tiempo, aunque en la realidad esto no es del todo cierto.

    Esta cultura ha invadido varios ámbitos de nuestra vida: la comida rápida nos permite comer sin esperar muchos minutos, compramos nuestra comida y hasta el cafecito de la tarde sin bajarnos del automóvil, podemos estar comunicados de múltiples formas desde nuestro teléfono móvil, hacemos nuestras transacciones bancarias desde nuestra casa, ya sea por teléfono o por medio de la Web; solo por mencionar algunas implicaciones prácticas.

    Aunque la comodidad y la inmediatez al realizar algunas actividades diarias, y el acceso a herramientas tecnológicas podrían catalogarse como beneficios, existen otras facetas en donde la cultura rápida ha intervenido, pero afectando negativamente.

    Nuestra forma de pensar se ha vuelto más práctica y hasta insensible ante las realidades sociales, asumimos que el escalar profesionalmente y el adquirir bienes materiales en corto tiempo es de personas exitosas, tomamos el ajetreo y el desorden como sinónimo de trabajo duro, y que quien se muestra “relajado” no trabaja o es perezoso.

    Al ser absorbidos por las actividades cotidianas, el tráfico, las múltiples ocupaciones profesionales y sociales, caemos en el peligro de ser peones de la cultura rápida y llevar esta forma de vida a nuestro hogar. Ya no tenemos tiempo para comer en familia, nos comunicamos por medio del celular, correo electrónico o redes sociales (aun estando en la misma casa).

    Aun peor, creemos no tener tiempo para hablar con Dios, tanto a nivel personal como en familia. Poco a poco se nos va la vida y nos olvidamos de vivirla realmente.

    A largo plazo, este ritmo afecta la forma en que educamos a nuestros hijos. Llegamos tan cansados a nuestra casa que nos olvidamos de compartir con ellos. ¿Cómo vamos a inculcar principios y valores en ellos si no nos detenemos a conversar, y a analizar lo que piensan, sienten y viven?

    Un día despertaremos con un poco de tiempo libre y querremos hablar. Será tarde, ellos abran crecido y tendrán sus propios afanes y carreras.

    Imágenes tomadas de la Web

    Video relacionado: La familia y las nuevas tecnologías

  • Estimulación Temprana para el alma (tercera parte)

    Hemos de ser conscientes que el mejor maestro y modelo para nuestros hijos somos nosotros mismos. Nuestras palabras serán escuchadas pero el ejemplo que podamos darles es lo que realmente marcará su vida.

    Los primeros en rezar deben ser los padres, al celebrar, al compartir los alimentos, al salir de viaje, en todo momento, enfatizando orar por personas o situaciones concretas. También debemos estar conscientes, que nuestra práctica de fe no debe limitarse a rezar o repetir oraciones, sino, a fomentar un verdadero y cada vez más profundo trato con Dios. Esto debe comenzar cuando el niño entienda el concepto de padre, ya que podrá asociar las cualidades positivas de su padre terrenal con un padre celestial. De igual forma para el acercamiento y conocimiento de María como madre del cielo.

    La prueba de esta fuerte incidencia de los padres se puede encontrar al profundizar en la vida de los santos. Tal es el caso de Juan Pablo II, quien decía: “Mi padre era admirable. Los violentos golpes que tuvo que soportar abrieron en él  una profunda espiritualidad, y su dolor se hacía oración. El mero hecho de verle rezando de rodillas tuvo una influencia decisiva en los años de mi juventud”.

    Recordemos que el 90% de la vocación de una persona es por influencia de sus padres. Al hablar de vocación, no nos referimos exclusivamente a la vida religiosa, sino a dar respuesta a “esa” llamada que todos tenemos, esa que da sentido a nuestra vida y nos hace felices. Es el mejor regalo que podemos dar a nuestros hijos.

  • Estimulación Temprana para el alma (segunda parte)

    Aunque nuestros hijos estén pequeños esto no impide que desde ya los familiaricemos con algunas experiencias para que, cuando las entiendan, tengan pleno sentido para ellos. A continuación describo algunas actividades prácticas que podemos realizar, incluso desde la gestación.

    • Durante el embarazo, podemos orar en voz alta o compartir con nuestro bebé música religiosa, incluso cantada por nosotros mismos.
    • También podemos leerle textos de la biblia o relacionados con Dios. Lo bueno es que esta buena costumbre de leerle puede seguir siendo parte de nuestra rutina para dormir, cuando ya haya nacido.
    • Al preparar la habitación de nuestro bebé recordemos colocar una imagen de María y un crucifijo. Hay quienes prefieren colocar un cuadro de la virgen o un Rosario al pie de la cuna. Las imágenes relacionadas con el Ángel de la guarda también son comunes. Las imágenes y símbolos serán referentes con los que nuestro hijo irá creciendo y le serán familiares desde pequeño.
    • Nuestro bebé deberá adquirir buenos hábitos de sueño, especialmente cuando se esté preparando para dormir en su propio cuarto (cerca de los 3 meses). Para esto, entre otras cosas, los expertos aconsejan crear una rutina para ir a la cama, que puede incluir música, luz tenue, lectura de un cuento. Podemos aprovechar esta etapa para incluir una breve oración, como parte de sus actividades previas al sueño.
    • Cuando nuestro bebé ya pueda relacionar los nombres con los objetos o personas (cerca de los 9 meses de edad) es momento para que comencemos a mencionar a Jesús y a María, haciendo alusión a cuadros o imágenes que tengamos en casa.
    • Es en este mismo momento de su desarrollo donde comenzamos a enseñarle colores y figuras, por medio de libros. Una biblia ilustrada, puede ser utilizada, especialmente si es justo para niños, dando énfasis a los personajes, Jesús y María.
    • Al llegar al año de edad, nuestro hijo ya estará preparado para comenzar a dar sentido a las oraciones que ha escuchado desde el vientre e incluirlas en su vida cotidiana. Momentos como la Navidad, Semana Santa y las visitas al Sagrario pueden ayudarnos, ya que los símbolos e imágenes están más presentes (el nacimiento, las imágenes de Jesús crucificado), facilitando la explicación de conceptos abstractos, volviéndolos concretos. En esta etapa la imitación y repetición es la forma de aprendizaje de los niños, aspecto que podemos explotar.
    • Entre los 7 y 11 años, ya se están preparando o están prontos a prepararse para su primera comunión, por lo que su idea de Dios y su relación con él puede y debe ser más profunda.
    • Los libros de oraciones o devocionarios pueden ser una gran ayuda para que ellos puedan realizar su propio momento de oración. Tener un altar sencillo o un lugar específico para relazarla puede ser otro recurso útil. Este puede estar incluso en su cuarto.
  • Estimulación Temprana para el alma (primera parte)

    Aprendiendo a orar

    Existen muchos libros e información sobre Estimulación temprana, incluso para cuando nuestros hijos aún están dentro del vientre materno (Estimulación temprana intrauterina), pero es poca o nula la información sobre cómo podemos enseñar a nuestros hijos desde temprano sobre la fe y su relación con Dios.

    ¿A qué edad debo comenzar a hablar a mi hijo sobre Dios? ¿Cómo hacerlo?, ¿A qué edad puedo comenzar a enseñarle a orar?

    Estas interrogantes deben aparecer en el seno de una familia cuyo centro sea Dios. Es bueno que nos interesemos porque nuestros hijos tengan un buen desarrollo físico, intelectual y emocional, pero también espiritual. Debemos estar claros que lo religioso no es algo añadido, sino un elemento que empapa todas las demás áreas de la vida y los momentos familiares comunes.

    ¿Cómo podemos esperar que nuestro hijo de 7 años respete y viva la eucaristía, si no le hemos enseñado qué es y cuál es su importancia?

    La relación de nuestros hijos con Dios debe ir más allá de repetir las oraciones populares y de persignarse, claro, adaptado a cada etapa de su desarrollo y de su edad.

    Según la psicología, existen Períodos Sensitivos, es decir, etapas del desarrollo de la persona que solo pasan una vez en la vida y que desaparecen en la edad adulta. Son los lapsos de tiempo donde, por naturaleza, el niño y adolescente está predispuesto a aprender ciertas virtudes y crear hábitos.

    El primer período va de 0 a los 3 años de edad, en donde se deben cultivar las virtudes del orden, la sinceridad y la obediencia. Es también durante este primera etapa, específicamente al cumplir el primer año de vida, en el niño está listo para aprender el amor a Dios y las prácticas de piedad.

    Imagen tomada de la Web

  • La Familia Light

    Enrique Rojas, psiquiatra, catedrático y escritor, define al hombre light como un “ser hedonista y materialista cuya única meta en la vida consiste en alcanzar el éxito; un ser al que sólo le interesa el dinero y el consumo. En definitiva, un hombre infeliz e inseguro, vulnerable e indiferente por saturación, que ha hecho de la permisividad su nuevo código ético”.

    Pero este personaje no brota de la nada, tiene su origen en un lugar donde se fomentan estos antivalores, la familia light. Lo light no radica solo en cómo vivimos, sino en cómo educamos, y esto es lo que realmente nos debe preocupar.

    Lo Light no es más que la deshumanización de nuestra sociedad, y la promoción del egoísmo, la indiferencia y el relativismo, desde sus cimientos. He aquí algunas de las manifestaciones típicas de la Familia Light*:

    • La familia light suele ser pequeña.
    • Gira en torno a la tecnología: la refrigeradora, la televisión, el reproductor de música, la computadora (con internet claro) y el teléfono celular. El efecto común que causan estos implementos es el aislamiento de cada uno de los miembros de la familia.
    • Los miembros de este tipo de familia nunca rezan juntos. La relación que cada uno tiene con Dios es inexistente o muy personal, en resumen, este tema no se discute.
    • Se habla mucho de sexo: el pudor está superado por completo, y todos tienen una exhaustiva información sobre el tema. Abundan los chistes de doble sentido, incluso, se manifiesta el morbo entre los mismos miembros de la familia. En cambio jamás se habla en serio de amor, de fecundidad, de fidelidad, de entrega.
    • Existe una escasa biblioteca y casi una computadora por cada miembro de la familia.
    • En la familia light todo es trivial salvo lo trivial. Todo es opinable y nada es absoluto. Nadie tiene convicciones ni creencias, sino opiniones, en especial a la hora de discutir los castigos y las normas de la casa.
    • También estas familias tienen sus tragedias, sus amarguras y disgustos. He aquí cuatro significativos ejemplos:

    1. El «fracaso escolar» del niño. La culpa, por supuesto, es siempre del colegio, que se complace en producir traumas, probablemente irreversibles, en la autovaloración del niño.

    2. La niña ha engordado y no tiene nada que ponerse para la fiesta de cumpleaños de su amiga.

    3. A Pedrito se le ha ocurrido decir que quiere ser misionero en Uganda. Hay que tener presente que, en una familia light, la entrega a Dios se considera como tragedia, tolerable solo en las familias de los demás.

    4. Al auto de papá le han hecho un rasguño y no se habla de otra cosa en tres días.

    Además de los aspectos antes detallados, que se gestan al interior de la familia light, esta es abonada por agentes externos que atacan directamente la naturaleza educadora y santificadora de la familia, y que se disfrazan de cotidianidad y modernidad. He aquí algunos ejemplos:

    • La mujer es libre de decidir sobre su cuerpo, el aborto es una opción
    • Estás a la moda? eres sensual? Aprende enviando xxx y recibirás mensajes a tu celular…
    • La libertad es hacer lo que me da la gana
    • El dinero y la popularidad lo es todo
    • Prefieres pasar la navidad con tu familia? Que aburrido eres!

    Pero, ¿qué hacer ante esta plaga silenciosa que carcome nuestra sociedad?

    Tomar en cuenta que lo Light es un parásito que se encuentra creciendo dentro de nuestras familia y que solo puede ser erradicado con un cambio de raíz, generado por los padres hacia los hijos.

    Pero, ¿cómo podemos esperar que la familia no sea light si el hombre y la mujer que la encabezan llevan una vida light?

    La matemática es simple: hombre light + mujer light = matrimonio light (que luego se convierte en familia light cuando llegan los hijos, quienes luego serán hombres y mujeres light). No dejemos que este círculo vicioso siga.  Los padres no solo deben ser proveedores, sino educadores; no solo corregir, sino amar y guiar.

    El ejemplo, el buen testimonio y la coherencia de vida de los padres serán la mejor herramienta para formar los valores que fortalecen desde dentro y para contrarrestar los antivalores que atacan desde afuera. Recordemos que ninguna familia puede con la tempestad si no tiene un timonel y una ruta definida. ¿Y quien mejor que Dios para guiar nuestro barco?

    * Texto en cursivas adaptado del artículo escrito por Enrique Monasterio, http://www.aciprensa.com/Familia/familialight.htm